La construcción de esta basílica en honor a San Juan de Dios se inició en 1737, cuando Fray Alonso de Jesús y Ortega decidió levantar una iglesia junto al Hospital de San Juan de Dios donde se pudieran exponer las reliquias del santo.
El 27 de octubre de 1759 la iglesia abrió sus puertas gracias a las aportaciones de fieles devotos. El título completo con el que fue dedicada la basílica es “Templo de la Purísima Concepción de Nuestra Señora del Sagrado Orden de la Hospitalidad de Nuestro Padre San Juan de Dios”.
La idea teológica en torno a la que gira el templo es el Triunfo de la Caridad y del Amor. Éste era el mensaje que San Juan de Dios había dejado, y el lugar que acogiera sus restos debía hacer honor a ese legado del copatrón de la ciudad, que sirvió con su vida a sus hermanos y prójimos. Esta idea se traslada
perfectamente al lenguaje barroco de la época, transmitiendo a los visitantes una sensación de ilusionismo y dinamismo que envuelve los sentidos y conmueve.
El encargado de dar forma a este proyecto fue José de Bada y Navajas, al que luego se unieron el talento de José Francisco Guerrero, con sus retablos, o las aportaciones escultóricas al Retablo Mayor de Diego Sánchez Sarabia. Muchos más artistas completaron la rica decoración de la basílica, como Tomás Ferrer, Atanasio Bocanegra o La Roldana.
Se trata de uno de los templos barrocos más destacados de España, tanto por su maestría artística como por su relevante riqueza patrimonial, así como por ser una referencia para todos los hermanos y devotos de San Juan de Dios.
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